De niña me encantaba leer y soñaba con ser algún día escritora. Por aquel entonces escribía cuentos. Más tarde me di cuenta que me faltaba imaginación para escribir novelas, pero que había algo que se me daba muy bien: analizar y describir situaciones reales. Así que auné dos de mis pasiones (nutrición y divulgación) para dar como fruto a mis “hijos literarios”